sábado, 19 de julio de 2014

Teherán ( Irán )



A pesar de ser una ciudad relativamente moderna, muy poblada y la más contaminada de todo Irán, también tiene sus puntos de interés.

Poco queda de la ciudad antigua, pues la construcción de edificios de oficinas, apartamentos de lujo y modernos rascacielos ha ido sepultando edificios históricos o simplemente antiguos. Incluso el Palacio de Golestán se ve rodeado de construcciones que le restan parte de su belleza al quedar encajonado entre el resto de edificios que lo rodean, todos ellos sin ningún tipo de interés.

Prácticamente puede decirse que Teherán comienza a nacer -más bien a renacer- a finales del siglo XVIII. Es una ciudad muy extendida y por esta causa desalienta al turista de a pie, que como mucho se aventura a pasear por las calles aledañas a su hotel, limitándose las salidas a las pocas visitas guiadas que ofrecen los tour operadores.

























El Palacio de Golestán, antigua residencia del Shah, es más bien un complejo palaciego cuyo interior por desgracia no puede ser fotografiado, impidiendo dejar constancia de la belleza de su Salón de Recepciones, del Salón de los Espejos, de su escalera principal y de otras estancias más pequeñas pero no por ello menos bellas.






















































El Museo Arqueológico ( o al menos la parte visitable ) está constituido por unas cuantas salas que recogen una mínima parte del extenso patrimonio cultural iraní.




























El Museo del Vidrio y la Cerámica exhibe hermosas muestras de ambos materiales de distintas épocas, repartidas por los salones ricamente decorados con espejos, escayolas y trabajos en madera del antiguo palacete que lo alberga.

El Museo de las Joyas se encuentra en la cámara acorazada del Banco Melli. Dada la gran afluencia de visitantes, la riqueza de sus piezas es casi imposible de admirar. Además, tampoco está permitido hacer fotos, aunque siempre se puede recurrir al catálogo del museo o a cualquier otra publicación.