Que corto se hace un fin de semana largo para visitar Girona y alguno de sus pueblos mas emblemáticos. Menos mal que contando con la ayuda de mis buenos amigos Dolors y Josep, se aprovechó el tiempo hasta el último segundo y , embarcados en un tour de force no se nos escaparon ,Girona, Tossa de Mar, Besalú, Perelada, Figueres ( bueno, más que Figueres, la fachada del Museo Dalí ), la laguna de Banyoles, Navata, y como no Arbucies, punto de partida y residencia oficial.
Hubo alguna cosilla más por ahí, pero como las fotos no quedaron muy allá, he preferido no incluirlo, como la visita a San Pere de Roda y al Montseny, que, me imagino que a causa del buen tiempo , estaba invadido de turistas y no quedaba un metro de suelo libre.
Hacia casi 20 años que visité Figueres por primera vez y más de 30 desde que estuve en Tossa. Los recuerdos me las han devuelto casi iguales. Puede que en Tossa se note mucho más la presión urbanística y el exceso de comercios y restaurantes en el casco urbano, pero es normal, al menos sigue existiendo casco urbano histórico y bastante bien cuidado por cierto. Me llamó la atención la casa Sans, una maravilla modernista convertida en hotel. Si sus habitaciones tienen la mitad de encanto que sus zonas comunes, es más que obligado pasar allí unas vacaciones. No pude evitar hacer posar a mi amiga Dolors como dueña de la casa recibiendo a sus invitados. El sol y la buena temperatura invitaban a pasear y a quitarse las chaquetas y cazadoras, incluso había gente bañándose en la playa.
En Girona no había estado nunca, ni siquiera por trabajo. Pequeña pero bonita, limpia, cuidada, tranquila e ideal para vivir sin la presión de las grandes ciudades. Muchas veces pensamos que al no tener la oferta que tienen las grandes, se van a echar de menos mas cines, mas teatros, etc. Pero es de ley reconocer que cuando se vive en una ciudad grande tampoco se está todo el día ni en el cine ni en el teatro ni de compras. De restaurantes si que está bien servida. De buenos restaurantes quiero decir. Y para muestra el DIVINIUM, con un servicio exquisito y una carta para dejar satisfecho a los paladares más exigentes.
De restaurantes visitados no puedo quejarme, si hubiera estado más días , seguro que hubiera vuelto con unos cuantos kilos de más. L´OCA PINTADA en Navata y L´HOSTAL NOU en Arbucies son prueba de que hasta en los sitios más pequeños puedes encontrar excelentes calidades, tanto en la comida como en el trato.
Pasear por Besalú y Perelada es hacerlo por la edad media con sus habitantes disfrazados con vestimentas del siglo XXI.
Y para terminar, un cafetito contemplando la laguna de Banyoles, con una luz de media tarde que invitaba a no irse y tomar un segundo café.
Espero que el Josep y la Dolors no hayan acabado muy hartos de hacer kilómetros y pueda repetir la visita.
Hubo alguna cosilla más por ahí, pero como las fotos no quedaron muy allá, he preferido no incluirlo, como la visita a San Pere de Roda y al Montseny, que, me imagino que a causa del buen tiempo , estaba invadido de turistas y no quedaba un metro de suelo libre.
Hacia casi 20 años que visité Figueres por primera vez y más de 30 desde que estuve en Tossa. Los recuerdos me las han devuelto casi iguales. Puede que en Tossa se note mucho más la presión urbanística y el exceso de comercios y restaurantes en el casco urbano, pero es normal, al menos sigue existiendo casco urbano histórico y bastante bien cuidado por cierto. Me llamó la atención la casa Sans, una maravilla modernista convertida en hotel. Si sus habitaciones tienen la mitad de encanto que sus zonas comunes, es más que obligado pasar allí unas vacaciones. No pude evitar hacer posar a mi amiga Dolors como dueña de la casa recibiendo a sus invitados. El sol y la buena temperatura invitaban a pasear y a quitarse las chaquetas y cazadoras, incluso había gente bañándose en la playa.
En Girona no había estado nunca, ni siquiera por trabajo. Pequeña pero bonita, limpia, cuidada, tranquila e ideal para vivir sin la presión de las grandes ciudades. Muchas veces pensamos que al no tener la oferta que tienen las grandes, se van a echar de menos mas cines, mas teatros, etc. Pero es de ley reconocer que cuando se vive en una ciudad grande tampoco se está todo el día ni en el cine ni en el teatro ni de compras. De restaurantes si que está bien servida. De buenos restaurantes quiero decir. Y para muestra el DIVINIUM, con un servicio exquisito y una carta para dejar satisfecho a los paladares más exigentes.
De restaurantes visitados no puedo quejarme, si hubiera estado más días , seguro que hubiera vuelto con unos cuantos kilos de más. L´OCA PINTADA en Navata y L´HOSTAL NOU en Arbucies son prueba de que hasta en los sitios más pequeños puedes encontrar excelentes calidades, tanto en la comida como en el trato.
Pasear por Besalú y Perelada es hacerlo por la edad media con sus habitantes disfrazados con vestimentas del siglo XXI.
Y para terminar, un cafetito contemplando la laguna de Banyoles, con una luz de media tarde que invitaba a no irse y tomar un segundo café.
Espero que el Josep y la Dolors no hayan acabado muy hartos de hacer kilómetros y pueda repetir la visita.