Erevan, capital de un país que una vez fue grande pero que cada vez es más pequeño. Menguado por la codicia de sus vecinos y la complacencia de las grandes potencias.
Guerras, conquistas, terremotos, genocidio que supuso la muerte de más de un millón y medio de armenios a manos de Turquia y obligó a exiliarse a otros tantos. Y desde 1991 independencia recobrada después del dominio soviético que empezó en 1920.
Obviamente la historia de Armenia es de una gran riqueza y merece ser, ni no estudiada, al menos leida con calma y tranquilidad. Muchos años, muchos avatares y condicionada por su situación geográfica.
Primer país en adoptar la fe cristiana.
Obelisco con el símbolo nacional de Armenia.
Complejo Cascade. Que pena no poder verlo con agua.
Museo de escultura al aire libre a los pies del complejo cascade.
La Plaza de la República y el edificio del Museo de HIstoria de Armenia.
La Catedral de San Gregorio el Iluminador.
El Teatro de la Ópera.
Nuevos edificios. El progreso.
Mercado de antigüedades y de no tan antigüedades.
La fábrica de coñac Ararat, antaño símbolo nacional y hoy propiedad de una multinacional francesa.
Degustando el producto. Ríquísimo por cierto.
De nuevo el edificio del Museo de Historia de Armenia y parte de su interior.
Una curiosa fuente, creo que el agua de cada chorro tiene un sabor distinto.