Sol, turismo, gastronomía, relax... Y regreso a Madrid con un par de kilos de más, que gracias al moreno envidiable conseguido en estos días, sólo parecen kilo y medio.
Siempre he dicho que para viajar al extranjero el mejor mes es Junio, y para veranear en España, Septiembre. Como hay menos gente te conviertes en objeto de deseo para comerciantes, restauradores y empleados de oficinas de turismo. Como nos pasó en Cieza, donde el responsable de la oficina nos ofreció todo tipo de posibilidades e información, aunque se le olvidó una de las ofertas culturales más importantes de toda la provincia de Murcia: las exposiciones de la Casa efeSERRANO. Ya de por sí la casa es una obra de arte, restaurada con paciencia por la familia propietaria y destinada a espacio cultural, para mí de primer orden. Con anterioridad habían expuesto unas setecientas obras de Dalí, y ahora exponían obras de Julio Nieto en la planta baja, y de Fanny Galera en la primera planta. La atención fue exquisita, y nos contaron la historia y las vicisitudes de la “idea” por la que estaban luchando, y sin ningún tipo de ayuda oficial. Sus intenciones van desde continuar con las exposiciones temporales a exhibir los fondos propios, que no son nada despreciables y cuentan con obras de todas las Vanguardias de principios y mediados del siglo XX.
Justo enfrente se encuentra el Museo de Siyâsa , que entre otras cosas ofrece la reproducción de unas casas árabes excavadas y encontradas en el Monte del Castillo. Al mismo tiempo, exponían una colección de acuarelas de Pedro Serna, impresionantes por su belleza y su factura. Tengo que reconocer que, en mis cortas luces, no tenía ni la más remota idea de quién era este pintor.
En Aguilas la cosa cambia. Al ser más ciudad te hacen mucho menos caso y te tienes que buscar tú la oferta. Es un pueblo grande y bonito y ofrece unas vistas preciosas. Lo que más llama la atención es el Casino, un edificio de principios del siglo XX con unos salones comunes bellamente decorados con pinturas costumbristas. La vista del puerto es preciosa y la playa sí estaba un poco más congestionada que en otros sitios.
El circuito continuó por Blanca, que también tiene su punto y luego, de vuelta al Puerto de Mazarrón me llevé la agradable sorpresa de descubrir la Villa Romana, que ni sabía que existía. Pero tambien es cierto que el resto de la ciudad romana, según cuenta la información, debe de andar por los sótanos y garajes de los edificios construidos en los alrededores, y no hace tanto. O sea, que ya habían descubierto el yacimiento cuando decidieron construir . ¡Qué pena!.
El bar "El Faro" continuaba abierto ofreciendo las mejores vistas del puerto incluso con lluvia. Al igual que el recién remodelado y ampliado "Antípodas", en La Azohia, desde el que se puede contemplar la espectacular Bahía de Mazarrón, acompañada además de un trato exquisito de su personal.
Hay que reconocer que el trayecto El Alamillo-Isla Plana-La Azohia tendría que ser de obligado cumplimiento para poder observar lo que, a pesar de todo, siguen siendo playas que nos hacen soñar con los años setenta.
Y si hablamos de la playa de El Rafal, entonces si que volvemos al pasado sin ningún tipo de recato y podemos pasear por playas vírgenes (con perdón, jajajajajajaja), todavía sin contaminar y sin ningún tipo de construcción por los alrededores.
Siempre he dicho que para viajar al extranjero el mejor mes es Junio, y para veranear en España, Septiembre. Como hay menos gente te conviertes en objeto de deseo para comerciantes, restauradores y empleados de oficinas de turismo. Como nos pasó en Cieza, donde el responsable de la oficina nos ofreció todo tipo de posibilidades e información, aunque se le olvidó una de las ofertas culturales más importantes de toda la provincia de Murcia: las exposiciones de la Casa efeSERRANO. Ya de por sí la casa es una obra de arte, restaurada con paciencia por la familia propietaria y destinada a espacio cultural, para mí de primer orden. Con anterioridad habían expuesto unas setecientas obras de Dalí, y ahora exponían obras de Julio Nieto en la planta baja, y de Fanny Galera en la primera planta. La atención fue exquisita, y nos contaron la historia y las vicisitudes de la “idea” por la que estaban luchando, y sin ningún tipo de ayuda oficial. Sus intenciones van desde continuar con las exposiciones temporales a exhibir los fondos propios, que no son nada despreciables y cuentan con obras de todas las Vanguardias de principios y mediados del siglo XX.
Justo enfrente se encuentra el Museo de Siyâsa , que entre otras cosas ofrece la reproducción de unas casas árabes excavadas y encontradas en el Monte del Castillo. Al mismo tiempo, exponían una colección de acuarelas de Pedro Serna, impresionantes por su belleza y su factura. Tengo que reconocer que, en mis cortas luces, no tenía ni la más remota idea de quién era este pintor.
En Aguilas la cosa cambia. Al ser más ciudad te hacen mucho menos caso y te tienes que buscar tú la oferta. Es un pueblo grande y bonito y ofrece unas vistas preciosas. Lo que más llama la atención es el Casino, un edificio de principios del siglo XX con unos salones comunes bellamente decorados con pinturas costumbristas. La vista del puerto es preciosa y la playa sí estaba un poco más congestionada que en otros sitios.
El circuito continuó por Blanca, que también tiene su punto y luego, de vuelta al Puerto de Mazarrón me llevé la agradable sorpresa de descubrir la Villa Romana, que ni sabía que existía. Pero tambien es cierto que el resto de la ciudad romana, según cuenta la información, debe de andar por los sótanos y garajes de los edificios construidos en los alrededores, y no hace tanto. O sea, que ya habían descubierto el yacimiento cuando decidieron construir . ¡Qué pena!.
El bar "El Faro" continuaba abierto ofreciendo las mejores vistas del puerto incluso con lluvia. Al igual que el recién remodelado y ampliado "Antípodas", en La Azohia, desde el que se puede contemplar la espectacular Bahía de Mazarrón, acompañada además de un trato exquisito de su personal.
Hay que reconocer que el trayecto El Alamillo-Isla Plana-La Azohia tendría que ser de obligado cumplimiento para poder observar lo que, a pesar de todo, siguen siendo playas que nos hacen soñar con los años setenta.
Y si hablamos de la playa de El Rafal, entonces si que volvemos al pasado sin ningún tipo de recato y podemos pasear por playas vírgenes (con perdón, jajajajajajaja), todavía sin contaminar y sin ningún tipo de construcción por los alrededores.
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