No se puede recordar ni hablar, yo al menos, de Hiroshima sin que venga a la memoria el lanzamiento de la bomba atómica el 6 de agosto de 1.945 y las consecuencias que tuvo para la población. Según tengo entendido Japón ha sido el único país en la historia que ha sufrido bombardeos de este tipo. Ninguna muestra de violencia desmedida puede ser justificada en ningún caso.
Impresiona la poca carga de odio y rencor que impregna los constantes homenajes a las víctimas, incluso por parte de aquellos que sobrevivieron. Supieron enterrar el pasado y encarar el futuro hasta convertirse en el país que es ahora.
Y eso que la simple observación de los pocos restos que quedan en pie y de las fotos expuestas en el museo nos sobrecogen y en algunos momentos nos hicieron derramar alguna lágrima y nos dificultan entender cómo pudo llegarse a perpetrar aquella barbaridad.
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