miércoles, 16 de julio de 2014

Shiraz ( Irán )



Como salida de un sueño, rozando la irrealidad. La explosión de luz y color que nos rodea al entrar en la Mezquita de Nasir al-Mulk nos ayuda a imaginar qué puede sentirse al traspasar las puertas del cielo.















































El Palacio de Naranjestán, escondido tras unos humildes muros, nos ofrece una clara visión de cómo conciben el paraíso los musulmanes. Jardines repletos de árboles y flores amenizados con la envolvente música del agua de sus fuentes y canales.

Con la fachada recubierta de espejos y azulejos representando escenas de todo tipo, y sus salones vistiendo hermosas muros decorados con pinturas y artesonados imposibles de describir por la belleza  y el virtuosismo de las representaciones que contienen.
















































Las tumbas de los poetas Saadi y Hafez, diariamente visitadas por los shirazies que aprovechan el tiempo leyendo algunos de sus poemas .






















Los Jardines de Eram y su casi abandonado palacio hoy ocupado por dependencias universitarias en su parte baja.










El barroquismo de la Mezquita del primo del Noveno Imán. Teoricamente imposible de fotografiar pero que todo el mundo consigue hacer  al menos un par de fotos de su exterior. Del interior, imposible.
















La sencilla belleza de la Mezquita de Vakil, contrapunto perfecto a tanta exhuberancia colorista de la de Nasir al-Mulk.




















El bullicioso bazar repleto de cosas hermosas y constantemente recorrido por repartidores de fresco zumo de limón para mitigar el calor de la tarde mientras buscamos  el regalo perfecto ...














... y descubrir la belleza escondida de la Madrasa del Jan, normalmente cerrada pero que excepcionalmente nos abrió sus puertas para que pudiéramos admirarla.




















Y  la ciudadela de Karim Jan con su torre inclinada en uno de los extremos.












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