sábado, 16 de mayo de 2009

MURCIA


Siempre me gustó Murcia desde que me llevaron la primera vez. Las demás veces ya he ido solo, bien por trabajo o bien por turismo. Y tengo que reconocer que con el paso de los años ha ganado como el buen vino. Que esplendorosa y llena de luz la ví la última vez. Además era fiesta y estaba todo el público engalanado, con lo que la visión era doblemente agradable.
La catedral, ese pastel barroco de indescriptible belleza por todos sus rincones. Los edificios limpios y restaurados, las calles llenas de tiendas y todos los bares y terrazas llenos de vida y de gente ( y de buenas tapas, todo hay que decirlo).
Lástima que siempre sean viajes cortos y no me dé tiempo a profundizar un poco más en el espiritú de la ciudad y de su gente con esa estudiada dejadez de la que hacen gala pero que los llena de atractivo, al menos para mí. Y ese acentillo, que decir de ese "acentico" que te hace sonreir aun cuando estén enfadados.









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